El árbol de la vida es una imagen compuesta por un árbol normalmente dentro de un círculo en el que se pueden distinguir sin problemas las ramas y las raíces. Es un símbolo que relaciona y simboliza la vida. Aparece en distintos ámbitos como la religión y la mitología entre otros, siempre simbolizando aspectos relacionados con nuestra existencia no tratándose de ninguna especie específica.
Este árbol refleja nuestra vida de la siguiente manera: nacemos de la semilla, crecemos arropados por la familia y amigos que nos van enderezando como el tronco de un árbol, las ramas representan nuestra toma de decisiones y los caminos que seguimos en nuestra vida.
En el sentido más religioso del concepto, el árbol de la vida aparece en la Biblia en la época de Adán Y Eva ofreciendo frutos que aseguraban la vida eterna, siempre que se siguiesen unas pequeñas normas establecidas. Este símbolo tiene mucho significado para cristianos y judíos. En la tradición judía de la cábala el árbol de la vida indica la unión entre los humanos y Dios.
En la cultura Celta los árboles siempre se han considerado como elementos de protección y de cobijo, que proporcionan el material esencial para las hogueras. Algunos árboles como el roble se les considera sagrados, aspecto que demuestra la relación que siempre ha existido entre los árboles y la vida.
En la India este árbol se considera sagrado. Sus raíces penetran en lo más profundo de la tierra, hacia el inframundo y lo desconocido, mientras que sus ramas se extienden al cielo como pájaros que quisieran volar. El tronco es el medio para ascender hacia arriba, la forma de llegar siendo el elemento que conecta los tres mundos, inframundo, cielo y tierra
Muchas culturas tienen los arboles como objetos de culto estando prohibida su tala. En Cuba, en Irán, en África Occidental, en Etiopía, determinadas especies de árboles se consideran sagradas por diversas razones de su historia y mitología.
En un sentido más científico, desde el punto de vista de la biología el árbol de la vida se emplea como una manera de ordenar y clasificar la evolución de los seres vivos. Se indica que todas las especies comparten ciertos procesos mediante su semejanza con un árbol.
Todas las especies existentes proceden de un mismo tronco, de un mismo origen, de las mismas raíces y después gracias a la evolución, cada especie se diferencia de las demás, dando lugar a las ramas y hojas que componen este árbol que tantos matices importantes puede llegar a representar.